Como siempre, cuando decidimos realizar algún cambio en nuestra vida cotidiana o en el mobiliario del hogar, nos encontramos sumidos en disyuntivas, que pueden dejarnos en una situación de punto muerto respecto al camino a tomar ¿Televisor de plasma o led? ¿Coche diésel o gasolina? ¿Puerta blindada o acorazada?
Evidentemente tanto éstas como otras muchas cuestiones, son fáciles de resolver si se cuenta con todos los datos técnicos a nuestro alcance, para que podamos elegir bien, teniendo en cuentas nuestras verdaderas necesidades.
En el caso que nos ocupa ahora mismo, vamos a intentar dilucidar una cuestión crucial para la seguridad de nuestro hogar, algo que nos afecta no sólo a nosotros mismos, sino a todas las personas con las que compartimos techo.
Cada dos minutos se produce un robo en España. Para evitarlos, adoptamos diversos sistemas de seguridad, como contratar seguridad privada en la urbanización, instalamos vídeoporteros en las cancelas y portales e incluso, sustituimos la mirilla óptica convencional por una mirilla digital con pantalla de 5 pulgadas y visión nocturna, para estar seguros de que quien toca el timbre es el repartidor de pizzas, y no un facineroso encapuchado palanca de hierro en ristre.
Sin embargo, a pesar de todo, puede que estemos obviando un elemento crucial y que, verdaderamente es el que se interpone entre la seguridad de nuestra casa y el mundo exterior. Y es que, de poco pueden servir las anteriores medidas de seguridad citadas, si el único impedimento que ponemos para salvaguardar nuestro hogar, es una simple puerta de conglomerado.
A la hora de escoger las puertas de acceso a la vivienda, nos encontraremos con dos opciones, a simple vista muy similares pero que, como veremos resultan ser bien distintas.
Las puertas blindadas
En el caso de las puertas blindadas, estamos ante una puerta de madera reforzada interiormente, con una plancha de acero cuyo espesor oscila entre los 0.8 y 1.2 mm. Eso sí, el resto de la puerta (marco, premarco…) es básicamente madera. Aunque bien es cierto que, para aumentar la seguridad de las puertas blindadas, se pueden implementar bisagras antipalanca y sus cerraduras, pueden incorporar 3 ó 5 puntos de anclaje a lo largo del lateral. No obstante, debemos apuntar que, en el caso de las puertas blindadas, las bisagras van atornilladas directamente a la madera, tanto en la hoja como en el cerco.
Otro punto a tener en cuenta, es que no sólo las bandas organizadas atacarán nuestra, flamante puerta blindada de conglomerado reforzado con una fina plancha de acero. La humedad también hará presa sobre la estructura de madera, por lo que los ambientes excesivamente húmedos, pueden suponer un serio problema, ya que la madera puede hincharse y disparar el gasto del mantenimiento, así como causar serios trastornos a la hora de abrir y cerrar.
Las puertas acorazadas
En cuanto a las puertas acorazadas, en ellas la madera cumple una función meramente decorativa, ya que se trata de una potente estructura que, protegerá nuestro hogar de forma eficiente. Este tipo de puertas, están construidas básicamente de acero con un armazón compuesto por una plancha de entre 1.5 y 2 mm de espesor. A nivel interno, cuenta con unas omegas de refuerzo manufacturadas también con acero de entre 1.5 y 2.5 milímetros de grosor y exteriormente, rematadas por sendos tableros de madera de entre 4 y 6 milímetros.
La estética final de las puertas acorazadas, es sumamente parecida, pero la fiabilidad y seguridad que ofrecen no tienen nada que ver, y no sólo en la hoja propiamente dicha. Si en las puertas blindadas, las bisagras se encontraban atornilladas directamente a la madera, aquí van soldadas a una pletina metálica de no menos de dos milímetros de espesor, tanto en la hoja como en el marco, lo que prácticamente la hace a prueba de palancas.
Otro dato que debemos tener en cuenta en el caso de esta clase de puertas, es el tipo de cerradura, mucho más segura, ya que los pestillos, funcionan con un mecanismo a través del cual, cuando la puerta está cerrada, el cierre es total (se bloquea por completo: parte inferior, frontal, lateral y superior).
Igualmente el grosor final de las puertas acorazadas, viene a ser de unos 8,5 centímetros frente a los 4.5 de la blindada. Si a casi el doble de grosor de la puesta en sí, le añadimos la diferencia de la resistencia de los materiales de elaboración, hay que hacer pocos números para darse cuenta de cual es más resistente.
Como vemos, salvaguardar nuestros bienes en casa o en la empresa, no es una cuestión baladí. Estamos hablando de una decisión muy importante que va más allá del factor meramente estético o monetario. Pensemos que la puerta, es el primer elemento con el que establecemos contacto al entrar, y el último al salir, por lo que debe transmitirnos seguridad, confort y tranquilidad.