Los ladrones constituyen un colectivo de delincuentes escasamente conectado entre sí, lo que no significa que los avances que van manejando en sus actividades no se transmitan rápidamente entre ellos. No existe, en realidad, la necesidad de una comunicación habitual y constante entre las bandas y los particulares que se dedican a estas actividades ilícitas.
Sin embargo, nos llama la atención cómo los métodos de robo van sumándose al acervo común de los ladrones. Existe una especie de cultura del robo, que se va transmitiendo de generación en generación y entre quienes se dedican simultáneamente a estos fines. Renovarse o morir podría ser también su lema.
Puertas blindadas, cerraduras de seguridad, puertas acorazadas… Se trata de elementos de cierre de los sistemas de seguridad, de recursos de calidad contrastada para salvaguardar las propiedades privadas. Pero, pese a sus indudables buenas prestaciones, no nos garantizan por completo la inviolabilidad de un recinto. Los ladrones siguen haciendo valer dos recursos: el factor humano y las técnicas (cada vez más sofisticadas).
No obstante, esos dos factores en los que basan los ladrones sus perspectivas de éxito siguen suponiendo las claves de los ciudadanos para evitar que accedan a sus propiedades (ya sean hogares, negocios u otras propiedades).
Primeramente, la posibilidad de que no caer en el engaño siempre depende del dueño. En segundo lugar, frente al perfeccionamiento de las nuevas técnicas de robo, podemos contraponer los avances en materia de servicios de seguridad que ofrecen las empresas del sector.
Las nuevas amenazas en forma de robos en casas
La escena del robo en las casas no deja de reciclarse. Van surgiendo nuevos métodos que sustituyen, perfeccionan o se unen a los tradicionales. Técnicas cuyos objetivos implican más rapidez y sencillez. En definitiva, que permitan robar más y mejor y en menos tiempo, lo que conlleva reducir las posibilidades de ser identificados o apresados.
Cuando hay personas en la casa a robar, los ladrones recurren a técnicas de engaño que, en ocasiones, se desarrollan cara a cara. Estrategia y picaresca constituyen las claves de esta clase de robos.
Por otra parte, las técnicas más sofisticadas y relacionadas con la habilidad manual y el uso de materiales y herramientas se emplean cuando no hay gente en el recinto a entrar. En estos casos, no se trata de hacer valer la capacidad de engaño, sino de la habilidad en el manejo de los métodos de apertura oportunos. En consecuencia, el éxito de estos trabajos depende del dominio manual de ciertas técnicas, como si de los profesionales de un oficio se tratara.
Por consiguiente, las fechas de las vacaciones más convencionales (tales como verano, Navidades y Semana Santa) conforman el calendario más caliente de estas actuaciones ilícitas.
Las técnicas de robo de hoy en día
A continuación, facilitamos un listado con algunos de los métodos de robos en casas más habituales en la actualidad.
– Bumping. Se trata de una de las técnicas más populares. Un golpe en la parte posterior de una llave maestra previamente introducida en la cerradura hace saltar los cilindros del bombín, lo cual posibilita la apertura de esta.
– Ganzúa. Manipulación de los sistemas internos de bloqueo del bombín, mediante este instrumento, para abrir la cerradura.
– Imán. La puesta en práctica de esta técnica puede ser evitada, si no dejamos las llaves puestas en la cerradura. En caso contrario, un imán sirve para hacer girar las llaves desde fuera del recinto y abrir la cerradura.
– Taladro. Un método basado en entrar por la ventana. El taladro se emplea para realizar pequeñas perforaciones en el marco de esta. Se introducirá por ellas un alambre para enganchar la manivela, de manera que se podrá acceder sin hacer ruido.
– Impresioning. Consiste en llevar a cabo una copia de la llave mediante una plancha de aluminio deformable. Habrá sido conseguida a partir de su introducción previa en la cerradura, que valdrá para grabar las muescas de la llave.
– Marcador. La introducción de trozos de papel en la cerradura o plástico en el marco de una puerta es utilizada como indicador para conocer si una vivienda está deshabitada, ya que informa de su apertura.
– Escalo. Una técnica propia de las películas de acción. Los ladrones acceden a la casa trepando o descolgándose desde las alturas.
– Inhibidores de frecuencias. El empleo de esta sofisticada tecnología bloquea el uso de las alarmas y los teléfonos móviles, lo que proporciona más margen al éxito de los ladrones.
– Microcámaras en las mirillas. Su colocación facilita información sobre los comportamientos de los residentes y, en caso de que sean extensibles, permite conocer el funcionamiento de la cerradura.
Como conclusión
No hemos de resignarnos ante los robos cuando los dueños están ausentes de las casas. Aparte de no ofrecer información pública sobre estas ausencias, podemos optar por sistemas de seguridad globales que nos protejan ante sabotajes, intrusiones e inhibiciones.