La seguridad hoy en día, es un concepto global y no sólo abarca lo que se ve, sino en especial, lo que no se ve. Es en lo oculto donde, en la mayoría de ocasiones, se encuentran los peligros que amenazan la seguridad. En este caso, la seguridad del hogar. Sin embargo, no todo el mundo ha valorado que la seguridad de su casa, no empieza y acaba en las puertas y ventanas. Ni siquiera depende sólo de los sistemas de alarma. Igual que siempre, el factor humano, como elemento de apertura y cierre de todos los sistemas de seguridad, vuelve a ser esencial.
La necesidad de controlar la seguridad online
En el marco del concepto de seguridad integral (la cual ha sido abarcada, desde hace años, por las empresas del sector), la seguridad online, como parte de las vulnerabilidades que no resultan perceptibles a simple vista, constituye un aspecto esencial de la seguridad en el hogar.
Se trata de un ámbito en el que se entrecruzan los factores tecnológico y personal, lo que incrementa el nivel de riesgo. De todas maneras, no hay que ser alarmistas ni catastrofistas. Simplemente, se trata de actuar con sentido común en Internet y seguir una serie de recomendaciones que, garanticen la seguridad en la computadora (asimismo, en otros dispositivos desde los que también se entra a la red) y casa.
A continuación, se facilitan algunos de estos consejos que vale la pena observar.
El factor humano es clave
En primer lugar, cabe señalar que el comportamiento del internauta, supone la primera barrera de acceso ante los intrusos que quieran acceder al hogar.
Por lo tanto, las primeras directrices consisten en actuar, en cierto modo, con las mismas premisas de seguridad que hay que poner en práctica en la vida cotidiana. De hecho, hay que incidir en la idea de que Internet, no deja de ser una faceta más, otra dimensión de la vida diaria. En consecuencia, las acciones en la “Red de Redes” tienen consecuencias, como no podía ser de otra manera, en la vida de una persona.
Por consiguiente, la primera norma es no fiarse de los desconocidos. En este sentido, no hay que revelar información privada en sitios abiertos al público en general o a personas cuya identidad no se tiene clara. Al fin y al cabo, proporcionar estos datos, no deja de ser una especie de invitación a aprovecharse del exceso de información acerca de la vida cotidiana de una persona. Por ejemplo, revelar en Facebook las fechas de unas vacaciones, puede convertirse en una auténtica incitación al robo en el propio domicilio.
Así que unos de los primeros consejos a valorar, pasa por tener especial cuidado con lo que se publica en Internet y, sobre todo, en sus redes sociales. Esto incluye opiniones, datos personales, fotos, etc. A grandes rasgos, se pierde el control sobre el uso posterior que otras personas u organizaciones, puedan hacer de estas informaciones y revertir los daños, puede resultar harto complicado. Además, hay que tener un especial cuidado, con las solicitudes de información o amistad por parte de desconocidos, las cuales deben ser denegadas.
Entre el factor humano y digital
El factor humano va a estar, prácticamente, presente en todas las artimañas que los intrusos (digitales y presenciales) van a poner en juego, para aprovecharse de los espacios y datos de la privacidad de un hogar o una persona.
Las tretas de la ingeniería social, siempre usan el camuflaje y la capacidad de engaño. La diferencia respecto a los casos del anterior apartado, radica en una mayor sofisticación de las técnicas empleadas. Unas técnicas cuya efectividad, también se puede desbaratar, afortunadamente gracias al factor humano. Esto es, gracias a la prevención y al conocimiento de algunos protocolos.
Conviene tomar nota de algunas recomendaciones relacionadas, con la posibilidad de abortar amenazas que llegan mediante engaños canalizados a través de programas y software.
Principales consejos ante las amenazas de la ingeniería social
– Hay que emplear contraseñas potentes y que hagan infranqueable la información personal.
– El uso de un antivirus y su actualización, constituyen hábitos imprescindibles.
– Diseño de sistemas seguros ante el acceso a ellos por parte de personal ajeno.
– Monitorización periódica de los equipos.
– Formación en las nuevas amenazas de ingeniería social y reciclaje de conocimientos informáticos.
– Precauciones básicas ante la apertura de enlaces y archivos adjuntos extraños o cuyos orígenes no se tienen claros, pues pueden introducir virus en el ordenador.
– Dejar los archivos más relevantes fuera de la nube.
– Controlar y restringir el uso de la identidad digital fuera de los ámbitos conocidos.
– Vigilancia de los permisos a las aplicaciones.
A modo de conclusión
Es cierto que los hackers, hacen uso de estrategias de usurpación de la información cada vez más refinadas y eficaces, pero como en el caso del hogar, que es otro fin último a defender y preservar, la buena noticia es, que la última barrera a sobrepasar depende de uno mismo: el factor humano.