La seguridad del hogar, no depende solo de los dispositivos de protección que uno pueda instalar en él. Resulta evidente que los sistemas de seguridad, contribuyen a salvaguardar la inviolabilidad de una casa, pero no la garantizan al 100%, como sucede con las alarmas y cerraduras de seguridad. Resultan muy útiles y vale la pena conocer sus prestaciones y los productos que ofrece el mercado, pero hay que tener en cuenta que el factor humano es clave.
El factor humano, es clave para lo bueno y para lo malo. En este sentido, es preciso señalar que los delincuentes, pueden intentar engañar a los residentes y pasar, de esta manera, por encima de los dispositivos de protección del hogar. Pero, por otra parte, las precauciones y prevenciones, también forman parte del factor humano y está en las manos de la persona, utilizar su inteligencia para evitar allanamientos de morada y robos.
En este texto, se da una nueva vuelta de tuerca a la cuestión del factor humano. Ya no se trata sólo de tomar las medidas de protección habituales que uno mismo puede poner en práctica, sino que también conviene ponerse en la piel del ladrón y anticipar sus movimientos.
A continuación, podrá comprobarse cómo hacerlo.
Algunos datos
Siempre resulta útil, acudir a las estadísticas para prever cómo pueden operar los ladrones. La recopilación intensiva de datos, puede proporcionar información valiosa, acerca de las tendencias más notorias en los delitos cometidos en los hogares.
Por ejemplo, un estudio de éstos, puede ayudar a conocer qué días suelen escoger los ladrones, qué clase de hogares prefieren robar o los métodos que se están convirtiendo en los más efectivos o utilizados. De hecho, estas estadísticas, permiten poner negro sobre blanco que las fechas vacacionales (verano, Navidades o Semana Santa) son las preferidas por los ladrones para realizar sus robos.
Por su parte, el Balance de Criminalidad que publica el Ministerio del Interior, muestra un incremento de un 7,7% en los robos con fuerza en los hogares respecto al primer trimestre de 2015. Asimismo, este informe afirma que el 30% de los robos, se produce durante las madrugadas de los fines de semana. En especial, entre las 2 y 4 de los sábados.
Por último, otra conclusión interesante de este balance ministerial es, que el 73% de los robos se lleva a cabo en viviendas unifamiliares. Esto tampoco significa, que estos delincuentes descarten actuar en pisos.
En definitiva, una serie de datos que facilita una primera previsión del modus operandi de los ladrones.
Un estudio a tener en cuenta
Estos datos son reveladores de las tendencias generales de robo en España, pero también aportan una información muy significativa, estudios de comportamiento, como los que ha realizado Claire Nee, una psicóloga forense de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).
Esta persona, ha diseñado un programa informático que sirve para simular robos en casas, de manera que, la práctica con este videojuego, puede aportar información sensible sobre cómo se efectúan estos delitos.
Las primeras conclusiones no tardaron en llegar, ya que Claire probó el videojuego con estudiantes y ladrones. Los segundos, consiguieron robar dinero y objetos valorados en 1.560 dólares más que los primeros.
Esta conclusión, por especialización profesional, podría resultar obvia, pero este programa de realidad virtual, también sirvió para demostrar que los ladrones actuaban en sintonía con determinados impulsos del subconsciente. Como si su naturalidad, en la realización de estos delitos, les permitiera moverse siguiendo unas pulsiones que les llevaban a tomar sistemáticamente las decisiones más acertadas.
Estas comprobaciones, se oponían a consideraciones anteriores, que estigmatizaban a los ladrones como personas de escasa formación y, por tanto, con pocas virtudes relacionadas con la inteligencia. Por el contrario, los ladrones demostraron manejar con soltura determinadas habilidades cognitivas, superiores a las del resto de participantes en el experimento.
Asimismo, también sorprendió a los investigadores, su predisposición a colaborar en este estudio. En cierto modo, se sintieron halagados por el interés mostrado en la revelación de sus tácticas, lo cual, además, rompía el tedio habitual de sus rutinas penitenciarias.
Una información vital para anticiparse
Este experimento social también vale, por consiguiente, para prever los movimientos de los ladrones y actuar en consecuencia. Los ladrones, no se preocupaban excesivamente por las alarmas (pues cuentan con que los vecinos tardan alrededor de 20 minutos en avisar) y prefirieron buscar dinero y otros objetos de valor, en lugar de aplicaciones electrónicas, las cuales se quedan obsoletas con cierta rapidez. También prefirieron empezar su ruta de robo, por las habitaciones de arriba, a sabiendas de que son más propicias a albergar objetos de valor.
Todas estas decisiones las tomaron con gran fluidez y siguiendo unos esquemas psicológicos naturales.
Esta habilidad intrínseca que mostraron los ladrones puede ser, sin embargo, bloqueada. Se trata de interponer en sus tendencias de robo habituales, esquemas que no esperan encontrar. Por ejemplo, innovar con una distribución distinta de la casa o sonidos de intimidación distintos.