La seguridad del hogar depende, en primer lugar, del factor humano. Es decir, de las precauciones y los buenos hábitos que contribuyen a evitar el paso de los intrusos. Asimismo, los sistemas de seguridad con los que cuente la casa, también supondrán importantes ayudas a tener en cuenta. Constituyen (por ejemplo, en el caso de las cerraduras de seguridad) dispositivos de control que ayudan a garantizar que un hogar sea infranqueable. O que, en el caso de que hayan entrado en él intrusos, sea posible una reacción eficaz.
Entre los problemas relacionados con el mantenimiento de la seguridad en el hogar, es preciso destacar los asociados a un delito que está, en los últimos tiempo, en auge. Se trata del robo cuando están los residentes dentro.
De todas maneras, no hay que resignarse, ya que, como se podrá comprobar, cabe la posibilidad de afrontar estas situaciones con ciertos visos de éxito.
Un poco de contexto
Hay que aclarar que el robo en una casa, con sus ocupantes dentro, no es el formato de delito de estas características más común. En cierto modo, las posibilidades de encontrar resistencia o ser identificados han actuado, generalmente, como desincentivos para esta clase de delitos.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se está observando una mayor propensión de los delincuentes, a asaltar las casas con sus moradores dentro. Ésto se debe a que los ladrones, pueden intentar que los ocupantes colaboren con sus robos, ya que van a ejercer una coacción sobre ellos. De esta manera, consideran que pueden obtener unos mayores botines mediante sus acciones.
Las estadísticas hablan por sí mismas
Lo anterior puede sustentarse también en datos. En este sentido, vale la pena citar el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, en el cual se afirma que los robos en viviendas con violencia se han incrementado en un 7,7 %. Las Comunidades Autónomas de Cantabria y Asturias y la provincia de Soria han sido las zonas en las que más han ascendido estos delitos. Los incrementos han llegado al 122 %.
Dos situaciones cruciales
En el marco de los intentos de robos que se están produciendo con gente en casa, hay que señalar que, básicamente, se pueden dar dos contextos. Dependerán de si los ladrones se han percatado de que su presencia, ha sido detectada. Por lo tanto, que exista algún tipo de contacto visual, es algo que se va a tener en cuenta. Aunque también es cierto que, como se va a comprobar en breve, es posible que los ladrones, noten que hay personas en la casa sin que se haya llegado a producir este contacto visual.
Es posible que los ladrones, estén entrando en una casa donde hay gente pensando que estaba vacía. En estos casos, los residentes escucharán las maniobras que los intrusos estén realizando. Por ejemplo, la rotura de un cristal o el intento de forzar una cerradura de seguridad. Los moradores de la casa no saben, en principio, si los ladrones van a entrar a su casa a sabiendas de que, sus dueños están dentro o desconociendo este hecho.
En el segundo de los casos, demostrar que hay gente en el hogar, puede disuadir a los ladrones. Ésto puede conseguirse mediante acciones que, dejan claro que hay personas dentro de la vivienda, como encender las luces o conectar una radio. Mientras tanto, no se ha de perder el tiempo y conviene ir avisando a la policía.
El otro supuesto que puede darse, pasa por la existencia del contacto visual claro, entre los ladrones y ocupantes de la casa. Puede deberse a que, los delincuentes hayan entrado a la casa sin que la presencia de sus dueños haya supuesto un problema para ellos o hayan descubierto (por sorpresa) que sí que se encontraban allí. En estas situaciones, conviene mantener la calma y seguir las indicaciones de los ladrones. Generalmente, sólo quieren llevarse objetos y dinero, así que lo importante, es evitar daños físicos. Los materiales pueden ser recuperados a posteriori.
Unos consejos de actuación ante estas situaciones
A continuación, se exponen algunas recomendaciones relativas a cómo comportarse ante un robo que sorprende en la propia vivienda. Como se puede leer, no está todo perdido.
– No hay que enfrentarse a los ladrones (en especial, si van armados o están nerviosos).
– Recordar los detalles (estatura, caras, matrículas…) es fundamental para la investigación del delito.
– Pulsar el botón del aviso silencioso de la alarma (procurando que la acción no sea vista) dará inicio a los protocolos de seguridad.
– Una llamada al 112, en caso de no ser visto, es clave, si no se dispone de alarma.
– No hay que tocar detalles del escenario del robo, ya que las pistas de la futura investigación pueden ser alteradas.
En conclusión
Mantener la calma, aunque parezca complicado, es básico para minimizar los daños en caso de que un robo sorprenda al residente en su casa. Estos pueden ser subsanados a posteriori, por lo que no conviene arriesgarse a sufrir otros más, difícilmente reversibles.
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